El líder opositor venezolano Manuel Rosales perfilará en una próxima cita con la Cancillería peruana las condiciones en las que debe desenvolver su actividad en Perú tras haber logrado el estatus de asilado político el pasado lunes.
Según dijeron a Efe fuentes del partido de Rosales en Perú, esto se hará en una reunión para la que aun no hay fecha y en la que Rosales tratará de las condiciones para reunirse con su familia o parte de ella (tiene diez hijos).
Asimismo, debe quedar establecida la política informativa, esto es, las restricciones que debe respetar en su trato con los periodistas, como aclaró Timoteo Zambrano, director de Política Internacional del partido Un Nuevo Tiempo, al que pertenece Rosales.
Zambrano, que se encuentra temporalmente en Perú para prestar asistencia a su líder, explicó que Rosales “se encuentra bien de ánimo, trabajando mucho y en constante contacto con Venezuela“.
El asilo político concedido por el gobierno peruano a Rosales ha costado a Perú roces con el gobierno de Hugo Chávez, que el pasado lunes ordenó el regreso inmediato a Caracas de su embajador en Lima y anunció que iba a revisar sus relaciones con el país andino.
El gobierno peruano ha minimizado esta reacción de Caracas: “es una reacción absolutamente diplomática y tradicional, son las formas y usos como se debaten las cosas entre los Estados, no ha habido ninguna reacción destemplada“, manifestó ayer el canciller José Antonio García Belaúnde.
Rosales es acusado en su país de presunto “enriquecimiento ilícito” entre 2002 y 2004, cuando ejercía como gobernador del estado petrolero de Zulia, un caso que el también ex candidato presidencial califica como un “montaje” en el marco de la “persecución política” a la que dice estar sometido por el Ejecutivo de Chávez.
En su primera aparición pública en Lima el pasado 22 de abril, Rosales hizo unas duras declaraciones contra Hugo Chávez, a quien llamó “cobarde” y “dictadorzuelo”, palabras que le valieron una reprimenda del canciller peruano, quien le recordó que en ningún caso debe usar el territorio peruano como plataforma política.
Vía EFE
